AUTOR: Maikol Chocho - FUENTE: http://www.monografias.com
El estudioso español Juan Luis Alborg comienza su estudio de analítico de este siglo haciendo referencia a una conferencia de hace ya más de cincuenta años y en la que Américo Castro afirmaba que el "siglo de la Ilustración" lejos de ser aquel al que ya nadie estudiaba, era más conocido que el siglo XVI y que aquellos que lamentaban la ausencia de obras, noticias o manuscritos sobre el siglo de Feijoo, en realidad no advertían que tampoco existían escritos sobre Cervantes.
Benito Jerónimo Feijoo nació en 1676 y murió en el año 1764; fue escritor español, representante de la primera fase de la Ilustración. Estudió en un monasterio Benedictino ingresando en él antes de los catorce años. Algunas de sus obras fueron: "Teatro Crítico Universal" y "Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes". En esta obra se hace alusión a distintas ciencias o actividades humanas. Por su propósito de discurrir o reflexionar acerca de falsas creencias, supersticiones y otros errores difundidos en el pueblo, ha sido llamado "el desengañador de las Españas". Además, se identifica con el lema de Kant: "atreverse a saber" y con el de Voltaire: "atreverse a pensar por vosotros mismos". Admiró a Francis Bacon, del cual tomó su entusiasmo por los aspectos utilitaristas de la ciencia. Asimismo, ejerció una importante influencia en el desarrollo de las nuevas ideas y la critica Ilustrada. Las "luces" entran en España a principios del siglo XVIII con éste fraile Benedictino, pensador, critico y divulgador más conocido.
Desde entonces, las investigaciones sobre la Edad Media y el Siglo de Oro, incluso acerca del siglo XVII han progresado, y por lo tanto no es adecuado seguir refiriéndonos al siglo de la Ilustración como "ese desconocido".
No obstante, es difícil eliminar u erradicar el descrédito con los que ha sido manchado el siglo XVIII. Alborg señala la ubicación cronológica de este siglo como inconveniente que contribuye a su difamación, al encontrarse después de los siglos de oro y tener que levantarse sobre la decadencia de Europa.
En cuanto a las características del siglo XVIII, puede citarse en primer lugar su desatención en los géneros que habían sobresalido en la época áurea: novela, teatro, lírica. Detrás de los gigantes del Renacimiento y del Barroco, los novelistas, dramaturgos y líricos del setecientos son "raquíticos" y la comparación los reduce a la nada.
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